Diez años de cuadernos
Pronto habrán pasado diez años desde que, a raíz de aquellas primeras reuniones de los Mouleskillers en el Café Alcaraván de Salamanca, tomara un bolígrafo de tinta líquida y garabateara por primera vez un dibujo en un cuaderno. Después de todo este tiempo es otra la apariencia de mis dibujos y aquel flequillo del autorretrato sobre el alféizar de la ventana ha desaparecido. Por otro lado, si entonces comenzar un cuaderno suponía un reto y un juego, hoy se ha convertido en un hábito a través del que volcar cierta experiencia y reflexión cotidiana que se escapa a otras formas de representación o de enunciación.
Apertura del primer cuadernillo de 2008
Las páginas de los 62 cuadernos dibujados hasta la fecha dan muestra de un abordaje imperfecto, sin boceto previo y empleando siempre bolígrafos de tinta líquida Roller Ball V5 (reutilizados desde hace unos años con recargas de tinta china). La mayoría de ellos, ya fueran los primeros —de anillas— o los últimos —de encuadernación cosida—, son de proporción cuadrada y de pequeñas dimensiones (14x14cm); con alrededor de ochenta páginas cada uno.
Para haceros a la idea de la obra incluida en mis cuadernos os invito a seguir las futuras publicaciones en este blog y a visitar mi cuenta de instagram donde desde hace años vengo mostrando parte de los dibujos.
Cuadernos almacenados, de tapa negra y encuadernación cosida
Tres estantes con multitud de cuadernos