Deriva

Intervenciones plásticas callejeras junto a David de la Mano durante los últimos meses de 2015, en Ciudad Vieja, Montevideo.

David de la Mano siempre lo ha tenido claro, y yo se lo he oído decir en varias ocasiones con palabras parecidas a las siguientes: «antes que cualquier encargo, exposición o festival, prefiero tomar el cubo de pintura y los pinceles e irme a pintar a los barrios, por mi propia cuenta». Durante mis días en Montevideo pude comprobarlo, acompañándole, por ejemplo, al barrio de La Teja, donde intervino un muro participando así en el proyecto social de Gustavo Marzoa.

Si algo aprecio del trabajo de mi compañero David es el respeto al pueblo, algo de lo que sospecho carece mucho de eso que se ha dado en llamar «Arte Urbano». Sin caer en el tópico, en la estetización de la pobreza o el fácil optimismo pequeño burgués, la obra de De la Mano entrega a las calles un contenido complejo que se antoja tan críptico como realista. El contraste puro del negro y el blanco rechaza la lectura edulcorada y exige posicionamiento; las sombras mantienen los secretos, los tamaños relativos evocan jerarquías e injusticia social (así como las máscaras de animales), y las jaulas, estandartes, banderas o cetros aluden a la tan humana condición simbólica. David, en definitiva, pinta lo que callan sus parcas palabras, algo no tan común en estos tiempos en los que se habla demasiado para tratar de completar lo que no se es capaz de decir con la obra misma.

A esa actitud, la de salir a la calle e intervenir muros sin organización ajena alguna detrás, David la llama deriva. El término está tomado de los situacionistas (dérive), y reclama precisamente una forma de vivencia urbana sorpresiva, sin rumbo ni objeto preciso. Son destacables las huellas que las numerosísimas derivas plásticas de David y Pablo Sánchez, su pareja habitual en tales menesteres (también salmantino), han ido dejando en muchos rincones de la geografía nacional e internacional.

Las imágenes que se muestran aquí pertenecen a la deriva a la que fui invitado por David y que nos llevó hasta la parte más oriental de la Ciudad Vieja de Montevideo, a donde pertenecen las fotografías de las piezas. El resultado fue un diálogo en el que nuestros respectivos lenguajes artísticos convivieron sin adulterarse y sin apenas planificación previa, engarzados al estilo de los cadáveres exquisitos surrealistas.

En sombra quedará todo lo que no se puede enseñar en imágenes y difícilmente se puede explicar con palabras, como las conversaciones con los niños y las señoras del barrio.

Señora paseando al lado de «Deriva 5»

«Deriva 5»

«Deriva 3». Detalle

«Deriva 5». Detalle

«Deriva 3»

«Deriva 1»

«Deriva 1» con paseante

«Deriva 4»

«Deriva 4». Detalle

 
Redirijo desde aquí mismo a otras piezas conjuntas y realizadas durante la misma época:

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